Pablo Sandoval y José Carlos Agüero han editado uno de los libros más emotivos y, en el buen sentido, inquietantes de lo que va de este año. Se trata de Aprendiendo a vivir se va la vida. Conversaciones con Carlos Iván Degregori (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2015), donde en poco menos de trescientas páginas, logran arrancar del mismo Carlos Iván Degregori (1945-2011) una suerte de extensa autobiografía, en la cual recorren su biografía personal y profesional, desde el entorno familiar ayacuchano, su militancia política y los diversos cargos que ocupó.
Antropólogo de formación, Degregori tuvo una agitada trayectoria personal y profesional que tuvo en su nombramiento como Comisionado de la Comisión de la Verdad y Reconciliación su momento más visible y relevante. El libro retoma un ejercicio poco practicado y que uno podría asumir que se había perdido en el mundo académico: la conversación. De tono más relajado que la entrevista y sin la rigidez propia del cuestionario, uno encuentra en la conversación una invitación a participar del diálogo entre los interlocutores y a compartir detalles que solo la intimidad y la calidez pueden ayudar a revelar a los intrusos lectores. Ayuda mucho que quienes hayan entrevistado a Degregori, Sandoval y Agüero, conociesen de cerca su obra y hubiesen trabajado con él en diversos proyectos en los últimos años.
La aparición de este libro, no obstante, guarda un cierto sabor agridulce. Las circunstancias que rodean la conversación en sí no fueron las más acogedoras. Tres días después de terminar los diálogos que conformarían la conversación, Degregori sucumbió al cáncer. Es difícil no pensar en otro académico e intelectual como Tony Judt, historiador británico cuyas habilidades motoras fueron degradándose paulatinamente hasta fallecer en agosto de 2010, víctima de esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Poco antes de que ello ocurra, Judt conversó con su colega Timothy Snyder y nos entregó una lúcida reflexión sobre el mundo contemporáneo en Pensar el siglo XX.
Degregori le imprime un tono de confesión y apertura que no suele encontrarse en las entrevistas a otros intelectuales. Es muy probable que porque supiera que el fin era inevitable decidiera no guardarse nada y al lado de la autocrítica personal y académica, no dudó en repartir críticas a propios y extraños. El libro se convierte así en una suerte de testamento personal, una extensa reflexión en retrospectiva, que logra transmitir una mirada serena y calmada, pero no por ello exenta de agudeza y filo. Es un texto valioso, bellamente ilustrado con fotografías provenientes de su archivo personal y con una bio-bibliografía al final del texto. Los lectores van a encontrar muy difícil separar al Degregori antropólogo del Degregori como persona, quien decide mirar hacia atrás por última vez y enfrentar la muerte por medio de la amistad y la palabra.
Publicado originalmente en Diario Exitosa (Lima, 16 de agosto de 2015), p. 10.
Recomiendo la nota de José Miguel Silva sobre el libro, El libro póstumo sobre Carlos Iván Degregori en cinco claves, El Comercio (Lima), 9 de junio de 2015. También el post de José Alejandro Godoy, La intensa vida de Carlos Iván Degregori, Desde el Tercer Piso (Lima), 19 de junio de 2015.