Durante la segunda vuelta, Mercedes Aráoz, candidata a la vice-presidencia por Peruanos Por el Kambio, se reunió con Francisco Shajian Sakejat, presidente del pueblo Awajún-Wampis para pedirle disculpas por los trágicos sucesos de Bagua cuando ella fue Ministra en 2009. Antes, Keiko Fujimori había ensayado un perdón público por las esterilizaciones y Alan García hizo lo propio por los narcoindultos.
¿Notan un patrón en estos tres casos? Sí, los tres se encuentran (o encontraban) en campaña. ¿Mejor tarde que nunca? Considerando que Araoz siempre evadió el tema y no hizo un gesto similar hasta ahora, la sinceridad de sus disculpas se hace más que cuestionable. Además, es necesario notar que ella no aceptó tener responsabilidad en lo ocurrido y que incluso al disculparse utilizó el condicional: “Si en algún momento… Si alguna palabra mía…”.
Bagua ha sido una espina en esta contienda electoral. Quién debía pedir perdón por Bagua se convirtió en una papa caliente en estos meses. En enero de este año Güido Lombardi dijo que era Yehude Simon quien debía disculparse, en respuesta a que este último señaló como responsables a Aráoz y García. García ni siquiera ensayó unas disculpas, y enfatizó que quienes debían ofrecerlas eran “los criminales que mataron a 20 policías”. Pero con una elección tan ajustada entre PPK y Keiko, y con una vice-presidenta tan visible, no sorprende este tipo de escenificaciones. Si París bien vale una misa, Bagua bien vale un perdón.
Pedir perdón por atropellos cometidos en el pasado (reciente y lejano) es un acto por el que el Estado peruano y los políticos no han demostrado mucho entusiasmo. A menos, claro, que haya una campaña electoral de por medio y cada voto sea necesario para ganar al contrincante. PPK ha prometido que el Estado tomará parte activa en la titulación de tierras y que se promoverán los derechos de las comunidades campesinas y nativas. Veremos si cumple y si Aráoz se reinvindica.
* Publicado originalmente en Exitosa (mayo de 2016). Foto: RPP